Mi querida Tercera Fuerza
San Bartolo Coyotepec, Oaxaca a 25 de Febrero de 2022
¿Se imaginan a los especialistas de ESPN, FOX o el Pepe Segarra narrando la paliza de Cuervos de Polo Sánchez a la Tortuga? Más bien parecería nota roja en un partido que sólo la primera entrada duró una hora y que esa banda de desnaturalizados, sinvergüenzas e ingratos cuervos anotaron 15 carreras sin que cayera el primer out. El veterano Agustín Gonález con sus rodillas envueltas en grandes vendas y 75 años encima tiró un juegazo de pocos imparables, el zurdo Virgilio dos trancazos que todavía no caen y el resto de su pandilla atragantándose de batazos por donde sea, yo en la 3ª almohadilla me sentía fusilado sin miramientos, sin juicio de por medio y sin derecho a fianza.
Es un buen tipo mi viejo que anda solo y esperando…
Pero ¿Saben cuál es mi parte favorita de un juego de beisbol? La oportunidad de jugar, encontrar entre ungüentos y pastillas de
ibuprofeno la motivación suficiente para desplegar un estilo de juego maltrecho que lleve a sacar al veterano jugador que todavía llevo dentro. En la 3ª fuerza habemos abuelos, vejestorios, decrépitos, maduros, seniles, achacosos, longevos, vetustos, anticuados, rancios, fósiles, arqueológicos, gastados, estropeados y destartalados veteranos de mil batallas con alma de niño, castigadas las rodillas pero intactas las ganas de jugar béisbol.
Es que creció con el siglo con tranvía y vino tinto…
¿Prófugos del asilo VS Achacosos de la reforma? No todos los equipos de 3ª fuerza son prófugos del asilo, también hay chicos con mucho talento y sobre todo juventud divino tesoro, mozalbetes con toda la vida por delante, se roban las bases, se barren de cabeza, corren más rapido que ratero de la central, por eso valoro a mis queridos viejos el esfuerzo extra para llegar a la 1ª base, para tirar cinco entradas, para agarrar un elevado con sus disminuidos ojos y llegar a home buscando oxígeno. El trabajo de ellos, mis queridos veteranos es tan importante como el talento de los jóvenes y esa es la atractiva mezcla de la 3ª fuerza.
Viejo, mi querido viejo ahora ya caminas lento…
En la 3ª fuerza no se puede poner un límite a nada, ni la edad, ni la complexión, ni el género ni la inexperiencia son limitantes, todos juegan, todos se ponchan, todos hacen errores, mientras se persevere, se resista, se sueñe y se aprenda todo es posible. La pelota gira igual en Etla, Zimatlán, Zaachila, Matatlán o San Bartolo, se gana y se pierde igual, se goza y se sufre igual, se disfruta o se encabrona igual, las mismas 108 costuras de la pelota poncha por igual al 4º bat Virgilio, Malpica, Honorio, Mayoral, Cortés, Salazar o que al 8º que está aprendiendo y al 9º Mariano Estrada que batea con un periódico.
La edad se le vino encima sin carnaval ni comparsa…
En 3ª fuerza ya nos vale madre el cuerpo, nuestro logro es levantarnos cada día, entrenar porque ya sabemos que no somos el número 1, ni el dos, ni el tres, ni siquiera el cuatro… pero tenemos esos si, la misma hambre de ganar, ganar y ganar y volver a ganar, aunque el ganar no sea más que un accidente por los errores del rival. En la 3ª fuerza ganamos y perdemos con honor, con chelas y pomadas, con orgullo y con inercia de lo que un día fuimos, aquellos días dorados que fuimos seleccionados, nos cargaron en hombros y fuimos seres portentosos como el festejado Calaca Romano. La 3ª fuerza es un juego de carreras y errores, quien hace la menor cantidad de ellos gana. Y es lo que hay. A diferencia de las otras fuerzas superiores y de los profesionales donde en ellos la resistencia, la velocidad, la fuerza y la habilidad les sobra a nosotros los viejitos nos mueve el espíritu. ¡Mátenme esa! Así que si tu viejo quiere ir al campo de beisbol, no lo dudes y llévalo.
El dolor lo lleva dentro y tiene historia sin tiempo…
Me vienen a la mente muchos nombres, muchas jugadas, muchas polémicas, muchos errores y estoy seguro de que hay muchas otras cosas mas que he olvidado quizás porque casi nunca he sido campeón, ni seleccionado, ni cuarto bat o MVP… pero después de todo, las victorias son pasajeras, pero el cariño de las amistades que haces en el campo viven para siempre.
P.D. El último out paga las chelas.
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